Plaça Major i antiga Casa de la vila - Español
PLAZA MAJOR Y ANTIGUO AYUNTAMIENTO
La plaza Major de Arbeca es un espacio de gran valor histórico, social y cultural que se halla en el centro del recinto amurallado, entre el portal de San Juan, principal entrada a la población, y la antigua iglesia de Santa Lucía, ahora de Santiago. Al igual que la gran mayoría de plazas mayores de los pueblos catalanes, durante siglos fue punto de encuentro y actividad, no solo en el ámbito comercial, sino también en la esfera política y social. La transformación de esta plaza refleja la evolución del pueblo mismo, desde sus inicios hasta nuestros días.
La plaza tiene sus orígenes en la época medieval, cuando el municipio de Arbeca era un importante núcleo de población de la comarca de les Garrigues. Al estar el pueblo amurallado, la plaza central era el punto en el que se concentraban las actividades comerciales y de mercado, con gran cantidad de tiendas, tabernas y otros comercios, que la convirtieron en el centro neurálgico de la población. Posteriormente, también tuvo una función política y judicial, ya que era el punto donde se llevaban a cabo los actos de administración de justicia y los consejos municipales.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII la plaza Major mantuvo su carácter comercial y social y se fue consolidando como lugar de referencia de la vida cotidiana de la población, ya que también fue un espacio de celebración durante fiestas religiosas y otros acontecimientos cívicos, como la feria y el mercado semanal. En esta época también se produjo la creación de las primeras infraestructuras municipales modernas, como los pozos y las fuentes de la plaza. El resultado de esta frecuente y relevante actividad fue la construcción de un conjunto de casones porticados que pertenecieron a las principales sagas del municipio. La fisionomía de sus fachadas ha perdurado hasta la actualidad.
En esta plaza se construyó en 1784 el nuevo ayuntamiento, ya que el anterior, sito en la calle Sant Jaume, había quedado pequeño. El nuevo emplazamiento se convirtió, aún más, en el lugar de confluencia política, social y reivindicativa del pueblo. Durante la Segunda República y los años de la Guerra Civil (1936-1939) tanto la plaza como el ayuntamiento tuvieron un papel protagonista muy importante.
El contexto político, con la asunción de las competencias municipales por parte del Comité Revolucionario, marcó profundamente las decisiones que se tomaron durante aquellos años y las consecuencias que tuvo para la población. El ayuntamiento fue un punto estratégico en la gestión del conflicto a nivel local, con acciones que muchas veces fueron mediatizadas por las poderosas organizaciones políticas y sindicales del municipio, que imponían sus criterios. Aun así, se trabajó en la protección de los civiles durante los bombardeos, con la construcción de refugios antiaéreos y con la adopción de otras medidas de seguridad para todos los vecinos, aparentando así una cierta normalidad en medio del desconcierto provocado por el conflicto bélico.
Este edificio, que guardaba un importante archivo municipal con documentos que databan desde el siglo XIII hasta aquel momento, además de otra documentación administrativa municipal, fue saqueado, quemado y totalmente destruido por pelotones incontrolados de carabineros y milicianos anarquistas durante su retirada desorganizada, los días 4 y 5 de enero de 1939, previos a la entrada del ejército franquista en Arbeca. La pérdida del edificio y de su contenido fue un hecho dramático, ya que desapareció la memoria documentada de nuestro pueblo.
A raíz de este incendio, las nuevas autoridades trasladaron la sede del ayuntamiento al edificio del Hospital Viejo. Con el nuevo régimen, los representantes del ayuntamiento fueron designados por los gobernadores civiles.
Algunas construcciones y obras que se realizaron durante el franquismo dieron una nueva fisionomía a la plaza, aunque muchas de las construcciones originales fueron alteradas para adaptarlas a las nuevas realidades sociales y económicas.
Actualmente es un espacio público donde se celebran varios actos festivos y culturales y un punto de encuentro para los arbequinos y arbequinas.