Abadia - Español
LA ABADÍA
La Abadía, nombre con el que se conoce la rectoría, sita cerca de la iglesia, ha sido durante muchos años –y aún sigue siendo– la residencia de los párrocos de la parroquia de Arbeca y tiene una historia asociada a la tradición cultural y religiosa del pueblo. El antiguo edificio construido en el siglo XVI, con renovaciones parciales periódicas, fue derribado y levantado de nuevo a principios de los años 70 del siglo pasado para aprovechar mejor los espacios y destinarlo, también, a otras actividades culturales, lúdicas y sociales.
Durante la Guerra Civil (1936-1939) la Abadía, al igual que muchos espacios religiosos o vinculados a la Iglesia, se vio afectada por las tensiones ideológicas de la época y fue ocupada por el comité revolucionario, que la destinó a albergue para decenas de personas refugiadas, de Andalucía y Extremadura mayoritariamente, que vinieron a nuestro pueblo huyendo de la represión franquista.
Una vez terminada la guerra e instaurada la dictadura, el edificio recuperó su función religiosa. Durante los primeros años, la mayoría de sacerdotes y la jerarquía católica apoyaron al régimen franquista, pues creían que les había liberado de la República que ellos consideraban un régimen anticlerical. En la década de 1950, con una nueva dinámica que impulsó mosén Josep Aguiló, la Abadía se empezó a concebir como un espacio más popular, abierto a toda la población, y acogió actividades de carácter religioso, pero también social y cultural. Así, grupos sardanistas, esbarts, armados, equipos de fútbol, etc. se organizaron en este recinto.
En la década de los 60, sobre todo con la llegada como párroco de mosén Anton Bru y de vicarios como Joan Maria Cabé, Salvador Figueres y Manel Borges, la Abadía se convirtió en el centro de la actividad social, cultural y política del municipio. El compromiso con los ideales de justicia y libertad de todos ellos impulsó, bajo su protección y muchas veces en oposición a la jerarquía de la Iglesia, una serie de actividades, debates, reuniones y acciones formativas que significaron una bocanada de aire fresco frente al amodorramiento que imponían las autoridades franquistas. En este periodo se editó, en ciclostil, la revista Impuls, que, con noticias de interés local, publicaba artículos sobre historia de Arbeca, costumbres y tradiciones, pero que, sobre todo, fue un medio para la reflexión sobre temas políticos, religiosos y sociales.
La Abadía se abrió entonces para realizar actividades infantiles y juveniles y se convirtió en un espacio para compartir las inquietudes políticas y sociales que afloraron en aquella época. Muchas de estas acciones fueron clandestinas y ayudaron a mantener viva la resistencia antifranquista a nivel local y la conciencia democrática y catalanista de buena parte de la población. En 1969, bajo la protección de la parroquia, y en especial, del vicario Salvador Figueres, se organizó la Ruta a Poblet para 17 jóvenes, y se redactó un manifiesto que se repartió por todas las casas del pueblo, sobre la necesidad de democratización de las instituciones locales. Este contenido desagradó a las autoridades del momento, que sancionaron con 20.000 pts. de multa a los dos sacerdotes a los que se atribuyó la promoción del manifiesto y con 5.000 pts. a los jóvenes que participaron en la ruta.
Entre los años 1970 y 1980, y gracias al trabajo hacendero de muchos vecinos, la Abadía tuvo un papel importante, ya que ofreció sus instalaciones para suplir los espacios de los que el municipio no disponía. Así, acogió un taller de costura, salas para ensayar sardanas y teatro, la biblioteca municipal y el jardín de infancia, grupos de colonias y escoltas, la escuela de música, de catalán, sala de exposiciones, etc.
A finales del franquismo y durante la transición democrática, acogió muchas reuniones y encuentros de organizaciones políticas y sociales y también sirvió de cobijo para varios dirigentes y manifestantes de la Marcha por la Libertad en septiembre de 1976. En la nueva sala de actos se celebraron varias actividades de las Semanas Culturales en las que intervinieron los principales dirigentes políticos y sociales de la época.
En 2017 la parroquia firmó un convenio de cesión de la sala al Ayuntamiento de Arbeca. En 2021, una vez finalizada la reforma del edificio y adaptada la Abadía a las necesidades actuales, esta se consolidó como el espacio principal de acontecimientos culturales, sociales y políticos de Arbeca y donde desde entonces se lleva a cabo una programación cultural estable durante todo el año.